Las proteínas están formadas por animoácidos y son imprescindibles para el crecimiento de los animales, al realizar una muy amplia gama de funciones (estructurales, reguladoras, transportadoras, inmunológicas, enzimáticas, defensivas…). El contenido proteínico de las gramíneas es menor que de las leguminosas, particularmente en las plantas maduras. Así, según la madurez, las leguminosas de nuestro entorno pueden tener de un 15% a un 23% de proteína cruda, mientras que las gramíneas contienen de un 8% a un 18%. La aportación de proteínas de las especies de otras familias que crecen de forma natural en los prados y las praderas no tiene gran importancia, aunque cabe mencionar el cenizo (Chenopoidium alba) y el llantén (Plantago sp) como ejemplos que tienen cierto contenido proteínico de relevancia.
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